El pasado lunes, un grupo de artistas, músicos, actores y cineastas se reunieron para manifestar su preocupación ante los discursos que amenazan con desfinanciar y desmantelar el sector cultural. Concretamente, sus críticas iban dirigidas al candidato de La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei, cuyas últimas declaraciones han generado un fuerte malestar entre los representantes del mundo de la cultura.
La manifestación comenzó en la Plaza de la Libertad con una representación escénica de la libertad de expresión que contó con una nutrida presencia de público, que coreó numerosos manifestantes —entre ellos, destacaron la cantante María Rojas y el actor Carlos Pérez. Además, contó con la presencia de varios diputados del partido de LLA, inquietos y cabizbajos ante el impresionante acto público de repulsa que se estaba llevando a cabo afuera.
Durante el discurso de los manifestantes, tuvieron mucho peso de la unión de la cultura y el arte como herramientas de expresión, donde la libertad y el respeto se abrazan para alcanzar una libertad de expresión desinteresada. Los manifestantes destacaron la importancia de mantener vivas las tradiciones culturales de una comunidad para mantener viva la conciencia de una sociedad colectiva.
Después de que los líderes de la manifestación entregaran sus discursos, continuaron con una marcha por la Calle de la Libertad durante la cual el público coreó el lema “¡La cultura no se toca!”. Esta marcha se hizo aún más impresionante con la presencia de decenas de coreografías, bailes, performances y manifestaciones de arte visual que se desarrollaron a lo largo de toda la calle, demostrando que la cultura es un elemento intrínseco de la vida social y que ofrece seguridad y reconocimiento a través de la creatividad.
El potente acto fue finalizado con un castillo de fuegos artificiales, que subrayó los compromisos y la exaltación de la bellas artes, evidenciando que, en el espíritu de la libertad de expresión, el talento y los derechos humanos se abrazan para garantizar el respeto por la diversidad y la pluralidad.
En conclusión, la manifestación fue un impresionante acto de resistencia a aquellas políticas culturales que pretenden desmantelar el sector cultural y que enfrentan los anhelos de pluralidad de una sociedad libre y democrática. Esta pujanza solidaria fue, sin duda, el mejor homenaje a la creatividad, al amor por la cultura y a la libertad que a todos nos gusta tanto apreciar.