Nadie lo sabía, pero una revolución estaba a punto de comenzar. Faltaban pocas jornadas para la celebración de la Cumbre de Vilna. Antes, habían transcurrido meses de arduas negociaciones. Incertidumbre y suspense. Ucrania tenía que decidir: Moscú o Bruselas. La preocupación ya se había instalado en el Kremlin, o al menos eso parecía. Todo indicaba que el Acuerdo de Asociación entre Ucrania y la Unión Europea quedaría sellado entonces. Pero no pasó. El 21 de noviembre de 2013, el Gobierno del presidente Viktor Yanukóvich decretaba que el proceso de preparación de la firma quedaba suspendido. En Rusia pensaron que habían ganado la batalla por Ucrania. Se equivocaron.
Ha pasado una década desde entonces. La Plaza de la Independencia de Kiev se ha convertido en el epicentro de una revolución que ha cambiado el curso de la historia. El movimiento Euromaidan, también conocido como Revolución de Dignidad, fue una serie de protestas pacíficas que tuvieron lugar entre noviembre de 2013 y febrero de 2014. Estas protestas fueron una respuesta a la decisión del presidente Yanukóvich de suspender el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea.
Durante los meses de protesta, miles de personas se reunieron en la Plaza de la Independencia para exigir la dimisión del presidente Yanukóvich y la firma del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea. Estas protestas fueron pacíficas, pero el Gobierno respondió con violencia. Los manifestantes fueron reprimidos con gases lacrimógenos, balas de goma y granadas de fragmentación. Esta violencia provocó la muerte de más de 100 personas.
A pesar de la violencia, el movimiento Euromaidan logró su objetivo. El 22 de febrero de 2014, el presidente Yanukóvich dimitió y el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea fue firmado. Esta fue una victoria para los manifestantes y una derrota para el Kremlin.
La Revolución de Dignidad fue una victoria para la democracia y la libertad. Fue una victoria para los valores europeos. Fue una victoria para la gente de Ucrania. Esta revolución demostró que la gente puede cambiar el curso de la historia.
La Revolución de Dignidad también fue una victoria para la Unión Europea. Esta revolución demostró que la UE es una fuerza para el bien. Esta revolución demostró que la UE es una fuerza para la democracia y la libertad. Esta revolución demostró que la UE es una fuerza para la paz y la estabilidad.
La Revolución de Dignidad fue una victoria para todos los que creen en la democracia y la libertad. Esta revolución demostró que la gente puede cambiar el curso de la historia. Esta revolución demostró que la Unión Europea es una fuerza para el bien. Esta revolución demostró que la democracia