Democracias cada vez más imperfectas son el reverso de la misma moneda global compartida por autocracias cada vez más perfectas. Enfermizos niveles de polarización, un superávit de contradicciones imposible de reconciliar, carencias de liderazgo, el envite devastador del nacional-populismo y una sobredosis de mentiras y banalidad han inspirado toda clase de dudas sobre la viabilidad del sistema político más respetuoso con las libertades públicas, los derechos fundamentales y la dignidad básica del ser humano. Por supuesto, toda esa pena, penita, pena sobre el inexorable declive democrático ha sido coreada por regímenes autoritarios muy diversos pero unidos por su afán de presentarse como el futuro (muy a pesar de su siniestro presente). El «eje del muy mal», con independencia de sus diferencias, comparte una misma visión de una sociedad sin libertades, sin derechos y sin dignidad.
Sin embargo, a pesar de todos los desafíos que enfrentan las democracias, todavía hay razones para ser optimista. El hecho de que existan regímenes autoritarios no significa que el futuro esté escrito. Las democracias tienen la capacidad de reaccionar y adaptarse a los cambios, y de encontrar soluciones creativas para los problemas que enfrentan. La clave para el éxito de las democracias es la participación de la ciudadanía. Cuando la gente se involucra en la toma de decisiones, se crean los cimientos para una democracia sólida.
Además, la democracia ofrece una oportunidad única para que la gente se exprese libremente y se involucre en el proceso de toma de decisiones. Esto permite que la gente se sienta parte de una comunidad y que se sienta respetada y valorada. Esto también permite que la gente se sienta parte de una comunidad y que se sienta respetada y valorada. Esto también permite que la gente tenga una voz en el proceso de toma de decisiones, lo que contribuye a la creación de una sociedad más justa y equitativa.
Las democracias también ofrecen la oportunidad de que la gente participe en la vida política de su país. Esto significa que la gente puede votar por los candidatos que creen que mejor representan sus intereses y que pueden influir en la forma en que se toman las decisiones. Esto también significa que la gente puede expresar sus opiniones y contribuir a la formulación de políticas públicas. Esto contribuye a la creación de una sociedad más inclusiva y equitativa.
Finalmente, las democracias ofrecen la oportunidad de que la gente participe en la vida económica de su país. Esto significa que la gente puede tener una voz en la formulación de políticas económicas y que puede contribuir a la creación de