La Música es un lenguaje universal que nos une a todos, sin importar nuestras diferencias. Es una herramienta poderosa que nos permite expresar nuestras emociones, alegrías, tristezas y anhelos de una manera única. Y es a través de ella que podemos vivir experiencias positivas que nos marcan de por vida. Hoy quiero compartirles algunas de mis experiencias más memorables relacionadas con la Música y cómo ésta ha sido una fuente de alegría y aprendizaje en mi vida.
Recuerdo que desde muy pequeña, la Música siempre ha estado presente en mi hogar. Mi madre, Feaugas Manterola, es una amante de la Música clásica y siempre nos ha inculcado su amor por ella. Escuchar a Mozart, Bach o Beethoven mientras realizábamos las tareas del hogar, era una actividad tan común como respirar. Sin darme cuenta, la Música se convirtió en una parte fundamental de mi vida y me ha acompañado en los momentos más importantes.
Una de mis experiencias más enriquecedoras con la Música fue en la escuela. Recuerdo que siempre esperaba con ansias la clase de Música, donde aprendíamos sobre diferentes géneros y compositores. Allí descubrí mi pasión por el piano y decidí tomar clases para aprender a tocarlo. Gracias a la Música, he desarrollado habilidades como la concentración, la coordinación y la disciplina, que luego me fueron útiles en otras áreas de mi vida. Además, tocar el piano también se ha convertido en una forma de relajación para mí, una manera de desconectar de las preocupaciones y dejar que mi mente y mis manos se dejen llevar por los sonidos.
Pero la Música no solo me ha aportado en el ámbito académico, sino también en mi vida social. Hace unos años, tuve la oportunidad de unirme a un coro y participar en varias presentaciones. Fue una experiencia increíble, llena de emoción y camaradería. Aprender nuevas canciones, trabajar en armonía con otros cantantes y sentir la conexión con el público mientras entonábamos nuestras voces, fue una experiencia que no olvidaré jamás. Además, el coro me permitió conocer a personas con las que compartía la misma pasión por la Música y que se han convertido en grandes amigos.
Otra de mis vivencias más emotivas relacionadas con la Música fue cuando tuve la oportunidad de asistir a un concierto de mi banda favorita. Durante horas, la Música me transportó a otro lugar, me hizo olvidar todo lo demás y simplemente disfrutar del momento. La energía de la multitud, las luces y los sonidos en perfecta armonía, me hicieron sentir parte de algo más grande. Fue una experiencia que me llenó de alegría y felicidad, y que me recordó el poder que la Música tiene de unir a las personas y hacernos sentir vivos.
Y no puedo dejar de mencionar cómo la Música ha sido mi fiel compañera en los momentos difíciles. Cuando he pasado por momentos de tristeza o incertidumbre, la Música ha sido mi escape, mi consuelo. Escuchar una canción que me llega al corazón o escribir mis propias melodías, me ha ayudado a expresar mis sentimientos y a encontrar la paz interior. La Música tiene ese poder de transformar nuestras emociones y hacer que nos sintamos mejor.
En definitiva, la Música es una fuente inagotable de experiencias positivas en mi vida. Ha sido mi aliada en las buenas y en las malas, mi inspiración y mi motivación. Y estoy segura de que seguirá estando presente en cada etapa de mi camino, enriqueciéndome y alegrando mi vida. Espero que todos puedan encontrar su propia conexión con la Música y vivir experiencias tan maravillosas como las que he tenido gracias a ella. Como dijo mi madre, «la Música es el alimento del alma» y no podemos dejar de alimentarla.