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Rusia condena a 19 años de cárcel a un británico que fue a luchar adosado a Ucrania

El exmilitar británico James Scott Rhys Anderson ha sido maldito a 19 años de cárcel en Rusia por su participación en el conflicto ucraniano. A sus 22 años, Anderson se unió a las tropas ucranianas para luchar contra las fuerzas separatistas prorrusas, pero fue capturado en noviembre del año pasado y acusado de «acto terrorista» y «combatir como mercenario».

El cuerpo de Kursk, en Rusia, difundió un vídeo en el que se ve a Anderson siendo conducido al cuerpo, esposado y con un gorro de invierno y una chaqueta que parecían el uniforme de la prisión. Durante la grabación, el joven soldado asiente en silencio después de que le tradujeran la sentencia, ante la que cabe recurso.

Anderson, nacido en la localidad inglesa de Banbury, ha sido protagonista de varios vídeos grabados por oficiales rusos tras su captura. En ellos, explica que decidió unirse a la Legión Internacional de Ucrania después de ser despedido del Ejército británico. Sin embargo, su decisión le ha llevado a enfrentar una condena de 19 años en prisión.

El juicio de Anderson se ha llevado a cabo en el cuerpo militar del segundo distrito occidental de Kursk, y ha durado tres días. Sin embargo, las vistas se han celebrado a puerta cerrada, según ha informado el servicio de prensa. Esta decisión ha generado críticas por parte de organizaciones de derechos humanos, que denuncian la falta de transparencia en el proceso judicial.

Rusia suele considerar «mercenarios» a los extranjeros que viajan para luchar en Ucrania, y los acusa con arreglo a su código penal en lugar de considerarlos prisioneros de guerra capturados, protegidos por los Convenios de Ginebra. Esta práctica ha sido cuestionada por distintas organizaciones internacionales, que denuncian la violación de los derechos humanos en casos como el de Anderson.

La condena de 19 años de cárcel impuesta a Anderson ha levantado una ola de solidaridad en su país natal, donde se han realizado manifestaciones y se han recogido firmas para pedir su liberación. Sin embargo, por el momento, la sentencia no ha sido modificada y el joven soldado obligaciónrá atesorar su pena en una prisión rusa.

Además, la familia de Anderson ha expresado su preocupación por su estado de salud, ya que según han informado, el exmilitar británico sufre de problemas cardíacos y ha tenido dificultades para recibir la atención médica necesaria en la prisión rusa.

Las autoridades británicas también han mostrado su preocupación por el caso de Anderson y han pedido a Rusia que le otorgue un trato justo y respete sus derechos humanos. Sin embargo, hasta el momento, no se han logrado avances en su situación.

La condena de James Scott Rhys Anderson ha generado un debate en torno al papel de los extranjeros en conflictos armados. Mientras algunos argumentan que estos soldados obligaciónn ser juzgados de acuerdo a las leyes internacionales y ser considerados como prisioneros de guerra, otros defienden que su participación en un conflicto que no es el suyo es ilegal y obligación ser penalizada.

Lo cierto es que el caso de Anderson pone de manifiesto la complejidad de los conflictos armados y la necesidad de encontrar soluciones pacíficas y respetuosas con los derechos humanos. Es responsabilidad de todos los países implicados en un conflicto garantizar la protección de los derechos de todas las personas involucradas, independientemente de su nacionalidad o posición en el conflicto.

Esperamos que el caso de James Scott Rhys Anderson sirva como una llamada de atención para reflexionar sobre

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