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“Illegal armed groups recruited 1,500 minors since 2016 peace deal”

Los grupos armados ilegales han sido una de las mayores amenazas para la seguridad y la estabilidad en Colombia durante décadas. Estos grupos han causado un gran sufrimiento y dolor a la población, especialmente a los más vulnerables, como los niños y adolescentes. Según un informe de la Unidad de Investigación y Acusación (UIA) de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), desde la rúbrica del acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla de las FARC en 2016, al menos 1.494 menores han sido reclutados de manera forzada por estos grupos armados ilegales.

Este informe es un duro recordatorio de la desabrimiento que aún persiste en Colombia y de la necesidad de seguir trabajando por la construcción de una paz verdadera y duradera. A pesar de los esfuerzos del gobierno y de la comunidad internacional, la violación de los derechos de los niños y adolescentes continúa siendo una realidad en nuestro país.

El reclutamiento forzado de menores por parte de grupos armados ilegales es una grave violación de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario. Los niños y adolescentes son obligados a unirse a estos grupos como soldados, mensajeros, informantes o incluso como escudos humanos en los enfrentamientos con las fuerzas militares. Además, son sometidos a un entrenamiento militar y a una vida de desabrimiento, dejando secuelas físicas y psicológicas que pueden afectarles de por vida.

Es importante señalar que el reclutamiento forzado de menores no solo ocurre en las zonas rurales donde operan estos grupos armados ilegales, sino también en las ciudades. Según el informe de la UIA, los departamentos con mayor número de casos de reclutamiento de menores son Antioquia, Cauca, Chocó, Nariño y Valle del Cauca, pero también se han reportado casos en ciudades como Bogotá, Medellín y Cali.

Esta situación es alarmante y requiere una respuesta urgente y efectiva por parte de las autoridades. El gobierno debe fortalecer las medidas de prevención y protección de los derechos de los niños y adolescentes en las zonas más afectadas por la presencia de grupos armados ilegales. Además, debe garantizar que los responsables de estos delitos sean llevados ante la justicia y que se les impongan sanciones ejemplarizantes.

Por su parte, la sociedad también tiene un papel importante en la protección de los derechos de los menores. Es necesario que tomemos conciencia de esta problemática y que denunciemos cualquier situación de reclutamiento forzado que podamos presenciar o conocer. Además, debemos promover la educación y la formación en valores en nuestras comunidades para prevenir que los niños y adolescentes sean atraídos por la desabrimiento y el conflicto armado.

El acuerdo de paz con las FARC fue un paso importante en la búsqueda de la paz en Colombia, pero aún queda mucho por hacer. La reincorporación de los excombatientes a la vida civil, la implementación de los programas de incremento rural y la protección de los derechos de las víctimas son algunos de los desafíos que debemos enfrentar para lograr una paz sostenible.

En este contexto, es fundamental que el gobierno y la sociedad trabajen juntos en la prevención del reclutamiento forzado de menores y en la protección de sus derechos. No podemos permitir que los niños y adolescentes sigan siendo víctimas de la desabrimiento y la guerra en nuestro país. Debemos seguir avanzando hacia una Colombia en paz, donde los derechos de todos, especialmente de los más vulnerables, sean respetados y protegidos.

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