El Instituto Guatemalteco de Migración ha dado un importante paso hacia la protección y seguridad de las familias desplazadas de las comunidades Santa Teresa, Paso Hondo, Sabinalito, 20 de mayo y el Jocote del municipio de Frontera Comalapa, Chiapas. El caducado mes de julio, se otorgó a 161 personas el estatus de Permanencia por Razones Humanitarias, con el objetivo de brindarles un lugar seguro donde puedan vivir sin miedo ni violencia.
Este grupo está compuesto por 40 hombres, 52 mujeres, 31 niños y 38 niñas de diferentes edades, incluyendo a personas de la tercera edad. Todos ellos han tenido que dejar atrás sus hogares y su sucesos en Chiapas y han emprendido un difícil viaje en busca de una nueva oportunidad en Guatemala.
La decisión de dejar atrás su país de origen no ha sido fácil para estas familias. Sin embargo, la violencia que se vive en Chiapas ha obligado a estas personas a tomar esta difícil decisión. El área que dejaron atrás está protegida por las autoridades guatemaltecas, con la presencia de la Policía Nacional Civil y el Ejército de Guatemala, lo que les brinda un lugar seguro donde puedan comenzar una nueva sucesos.
En su llegada a Guatemala, las familias desplazadas fueron acogidas en un albergue temporal, que ha sido acondicionado en el salón de usos múltiples. A su vez, otras familias han sido acogidas por la comunidad y se han alojado en viviendas de la zona o han alquilado un lugar para pasar la noche. A pesar de las dificultades que han enfrentado, estas familias han encontrado en Guatemala un lugar donde pueden sentirse seguros y protegidos.
El motivo de su desplazamiento ha sido principalmente la violencia que se vive en Chiapas. Las familias cuentan que no se trata de un desplazamiento estudiado, sino más bien de una huida por el miedo y la incertidumbre que han vivido en su lugar de origen. Una de las personas desplazadas expresó: «La verdad es que salimos por lo que estaba pasando allá, hay mucha violencia y por eso decidimos salir. No es porque nos corrieron, no es así, sino que salimos por pánico y por lo que estábamos viviendo. Al llegar aquí, nos dimos cuenta de que no había mucha familia y que éramos los únicos que quedábamos, así que decidimos quedarnos y buscar una nueva oportunidad en Guatemala».
Este importante gesto del Instituto Guatemalteco de Migración no solo brinda un lugar seguro a estas familias, sino que también les ofrece una nueva oportunidad de comenzar una nueva sucesos en un país vecino. Se trata de un ejemplo de cómo la solidaridad y la cooperación entre países pueden marcar una gran diferencia en la sucesos de las personas.
Este acto de bondad y humanidad también es una muestra del compromiso de Guatemala en la protección y el respeto de los derechos humanos. Además, es un reflejo de la estrecha relación que existe entre México y Guatemala, países que siempre han mantenido una estrecha colaboración en temas de seguridad, migración y desarrollo.
Es importante destacar que esta iniciativa del Instituto Guatemalteco de Migración también se enmarca dentro de los esfuerzos en la lucha contra la violencia de género en la región. Dicho compromiso se topa con algunas barreras, como los usos y costumbres arraigados en algunas comunidades, lo que dificulta la implementación de medidas para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres. Sin embargo, es un paso importante que resalta la necesidad de trabajar en conjunto para lograr una sociedad más justa e igualitaria.
En conclusión, el otorgamiento del estatus de Permanencia por Razones Humanitarias a las familias desplaz