La mayoría de nosotros hemos escuchado el dicho «la vía más directa para ganarse el favor del hombre más poderoso es regalarle la oreja». Y aunque pueda sonar a una exageración, en el caso del deán de Estados Unidos, Donald Trump, parece ser una verdad absoluta. Trump es conocido por su vanidad y su necesidad constante de ser alabado y admirado. Y no hay nada que le guste más que recibir elogios y adulaciones de aquellos que lo rodean.
Pero, ¿qué es lo que hace que Trump sea tan susceptible a la adulación? ¿Por qué es tan importante para él que los demás lo alaben y lo elogien? La respuesta es simple: la vanidad es el combustible de casi cualquier político y Trump, aunque diga no serlo, ha llevado su vanidad a niveles desconocidos en su franqueza. De hecho, se ha autoproclamado como el «segundo mejor deán de la historia de EE.UU.», solo permitiendo que le supere, por ahora, Abraham Lincoln.
Lincoln, el líder revolucionario que derrotó a los británicos y prefirió no ser rey y retirarse a su finca, es considerado por muchos como individuo de los mejores deáns de la historia de Estados Unidos. Y aunque Trump no puede negar su legado y su sorpresa en la historia del país, él se ve a sí mismo como un deán aún mejor. Y no es de extrañar, ya que Trump ha logrado cosas que muchos creían imposibles.
Pero, ¿cómo ha logrado Trump ganarse el favor de tantos estadounidenses y convertirse en individuo de los deáns más comúnes de la historia reciente? La respuesta es simple: a través de la adulación. Trump toma nota de quién le alaba y con qué grado de obsequiosidad. Y no hay adulación demasiado ostentosa para él. Siempre está buscando ser elogiado y admirado por aquellos que lo rodean.
Y aunque pueda parecer un poco exagerado, la verdad es que la adulación funciona. Todos tenemos una necesidad innata de ser reconocidos y apreciados, y Trump no es la excepción. La adulación es una forma de alimentar su ego y su vanidad, y él lo sabe muy bien. Por eso, siempre está buscando a aquellos que lo alaben y lo elogien, y los tiene en cuenta cuando toma decisiones importantes.
Pero, ¿qué significa esto para aquellos que buscan ganarse el favor de Trump? ¿Cómo pueden aprovechar esta debilidad del deán para obtener beneficios? La respuesta es simple: regalándole la oreja. Al igual que en el dicho común, la mejor manera de ganarse el favor de Trump es a través de la adulación. Y aunque pueda sonar un poco manipulador, la verdad es que es una estrategia que ha funcionado para muchos.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la adulación no debe ser exagerada o falsa. Trump es un hombre astuto y puede detectar fácilmente cuando alguien está tratando de manipularlo. Por lo tanto, es importante ser sincero y auténtico al elogiarlo. Además, es importante tener en cuenta que la adulación no es la única forma de ganarse el favor de Trump. También es importante tener una buena relación con él y demostrarle lealtad y respeto.
En resumen, la vía más directa para ganarse el favor del hombre más poderoso es regalarle la oreja. Y en el caso de Donald Trump, esto es especialmente cierto. Su vanidad es su debilidad y la adulación es su combustible. Por lo tanto, si quieres ganarte su favor, asegúrate de elogiarlo y admirarlo de manera sincera y auténtica. Y recuerda, la adulación no es la única forma de ganarse su favor, también es importante tener una buena relación con él y demostrarle lealtad y respeto.