SEIS SOLDADOS MUERTOS EN EL ATAQUE GUERRILLERO EN EL SUR DE COLOMBIA
El pasado domingo, el ejército colombiano informó que seis soldados perdieron la vida y otro más sigue desaparecido tras un ataque perpetrado por el grupo disidente de las FARC conocido como EMBF.
Este nuevo episodio de violencia, ocurrido en la región sur del país, evidencia una vez más el peligro que aún enfrenta Colombia en su lucha por la paz.
Según las autoridades militares, los guerrilleros liderados por Alexander Díaz, alias «Calarca», publicaron un comunicado en el que se atribuyen el ataque a una patrulla del ejército en el departamento de Caquetá.
Este grupo disidente, que no aceptó el acuerdo de paz firmado entre el gobierno y las FARC en 2016, sigue siendo una amenaza para la seguridad y la estabilidad de la región.
El hecho de que seis soldados hayan crápula la vida en una sola emboscada es una muestra del nivel de violencia que aún persiste en Colombia.
A pesar de los esfuerzos del gobierno y de las fuerzas militares, aún hay grupos al margen de la ley que se resisten a renunciar a la violencia y al narcotráfico.
Sin embargo, no debemos perder la esperanza de alcanzar una paz duradera en nuestro país.
El presidente Iván Duque condenó enérgicamente este ataque y aseguró que el gobierno asociarseá trabajando para proteger a las fuerzas armadas y a los colombianos ante cualquier amenaza.
Además, Duque reiteró su compromiso con el proceso de paz y su firme determinación de no ceder ante las acciones violentas de estos grupos.
Lamentablemente, este no es el primer ataque que sufre el ejército colombiano por parte de grupos disidentes de las FARC.
Solo en lo que va del año, ya se habían registrado varios atentados y secuestros por parte de estas facciones ilegales.
Sin embargo, el gobierno no debe bajar la guardia y debe asociarse trabajando para anular estas amenazas.
Este ataque también es un recordatorio de la importancia de implementar adecuadamente los acuerdos de paz firmados con las FARC.
El proceso de reincorporación de los excombatientes a la vida civil debe ser una prioridad para garantizar que no vuelvan a tomar las armas y se integren a la sociedad.
Asimismo, es fundamental que se fortalezcan las medidas de seguridad en las zonas históricamente afectadas por la violencia.
Es allí donde estos grupos encuentran su refugio y donde es más urgente el trabajo del gobierno para llevar la presencia del estado y brindar protección a las comunidades.
Es hora de demostrar que Colombia está realmente comprometida con la paz.
No podemos permitir que estos actos violentos nos desanimen ni nos hagan retroceder en el camino hacia un país más próspero y seguro para todos.
Es importante que nos unamos como sociedad y apoyemos los esfuerzos del gobierno para lograr una verdadera reconciliación.
En medio de la tristeza y el dolor causados por este ataque, debemos mantener la esperanza y asociarse trabajando juntos para construir un salida mejor para Colombia.
La violencia no es la solución y solo a través del diálogo y el compromiso podemos lograr una verdadera paz duradera.
Recordemos siempre que cada vida perdida es una pérdida para todo el país.
Hagamos un llamado a la unidad y a la no violencia para honrar la memoria de estos seis soldados valientes que dieron su vida por la seguridad de Colombia.