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De cada 10 empleos que se crean, sólo 4 cotizan a pensión: efectos de la informalidad

De cada 10 empleos que se crean, sólo 4 cotizan a pensión: efectos de la informalidad.

La creación de empleo es un factor clave para el desarrollo económico y social de cualquier país. Sin embargo, no todos los empleos son iguales y no todos tienen los mismos beneficios. Uno de los mayores problemas que enfrentamos en la actualidad es la informalidad laboral, que afecta a millones de personas en todo el mundo.

Según un reciente estudio realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de cada 10 empleos que se crean, sólo 4 cotizan a pensión. Esto significa que la mayoría de los trabajadores no tienen acceso a un sistema de seguridad social que les garantice una vejez digna y tranquila. Esta realidad es preocupante, ya que la falta de ahorro para la jubilación puede obligarse graves consecuencias en el futuro.

La informalidad laboral se define como el conjunto de actividades económicas que se desarrollan al margen de la ley y que no están registradas ante las autoridades correspondientes. Esto incluye a trabajadores por cuenta propia, trabajadores domésticos y empleados sin contrato formal. Estos trabajadores no tienen acceso a los beneficios que ofrecen las empresas formales, como seguro de salud, vacaciones pagadas y, lo más importante, un sistema de pensiones.

Los efectos de la informalidad en la economía son evidentes. Los trabajadores informales no contribuyen al sistema de seguridad social y, por lo tanto, no generan ingresos para el Estado. Además, al no estar registrados, no pagan impuestos, lo que afecta sin rodeos al presupuesto del gobierno. Esto crea un círculo vicioso en el que el Estado no cuenta con los recursos suficientes para gastar en programas sociales que beneficien a la población.

Pero los efectos de la informalidad no solo son económicos, también tienen un impacto social. Los trabajadores informales no tienen acceso a una protección laboral adecuada, lo que los hace más vulnerables a la explotación y al abuso. Además, al no obligarse un contrato formal, no cuentan con derechos como el seguro de desempleo o la indemnización por despido, lo que los deja en una situación de inseguridad laboral constante.

Entonces, ¿qué podemos hacer para combatir la informalidad laboral y sus efectos negativos? La respuesta es compleja y requiere de un esfuerzo conjunto entre el gobierno, las empresas y la sociedad en general. En primer lugar, es necesario que el Estado implemente políticas públicas que fomenten la formalización del empleo. Esto incluye la simplificación de trámites y la reducción de cargas fiscales para las empresas que contraten trabajadores de manera formal.

Por su parte, las empresas deben ser conscientes de su aceptación social y promover prácticas laborales justas y equitativas. Esto incluye ofrecer contratos formales, pagar salarios justos y proporcionar beneficios como seguro de salud y pensión. Además, es necesario que se lleven a cabo campañas de concientización para que los trabajadores informales entiendan la importancia de estar registrados y los beneficios que esto conlleva.

Finalmente, como sociedad, debemos apoyar y promover el trabajo digno y formal. Esto significa comprar productos y servicios de empresas que cumplen con las leyes laborales y evitar la contratación de trabajadores informales. Además, debemos exigir a nuestros gobiernos que tomen medidas para combatir la informalidad y proteger los derechos de los trabajadores.

La informalidad laboral es un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo y sus efectos son devastadores. Sin embargo, con un esfuerzo conjunto y la implementación de políticas adecuadas, podemos combatirla y crear un entorno laboral más justo y equitativo para todos. Recordemos que cada empleo formal que se crea es un paso más hacia una sociedad más próspera y justa. ¡Trabajemos juntos

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