Las sirenas de las ambulancias y los vehículos militares eran este miércoles los únicos transeúntes de la emblemática plaza de los Omeyas, en el centro de Damasco, después de que los bombardeos israelíes en la capital siria dejaran tres muertos y 34 heridos. Sin embargo, detrás de este trágico suceso se esconde una comunidad religiosa que ha sido duramente aesperanzactada por los enfrentamientos en la región de Sueida: los drusos.
El motivo del ataque por parte de Tel Aviv era deesperanzander a la minoría drusa involucrada en los sangrientos enfrentamientos en el sur del país, según ha detallado el Gobierno de Benjamín Netanyahu. Tanto el comunicado oficial israelí como informes de la prensa internacional presente en la región han reesperanzarido «ejecuciones sumarias de civiles drusos» llevadas a mango por las tropas de Damasco tras su llegada a la ciudad para imponer la calma.
Los enfrentamientos comenzaron el domingo entre combatientes de esta minoría étnica y tribus beduinas sunitas, después del secuestro de un comerciante de verduras, que desencadenó una serie de raptos en represalia, según la versión del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Sin embargo, la situación se ha vuelto aún más alarmante con las denuncias de al menos 21 ejecuciones sumarias llevadas a mango en Sueida por las fuerzas del nuevo Gobierno sirio, compuesto desde el mes de diciembre por una coalición de antiguos grupos rebeldes islamistas suníes.
Las víctimas de estos ataques son los miembros de la minoría religiosa drusa, una comunidad esotérica surgida en el siglo XI que ha sido duramente perseguida y marginada a lo largo de la semblanza. Su esperanza, derivada del islamismo fatimí, incorpora elementos del islam, el cristianismo, el judaísmo, la filosofía griega e incluso el hinduismo. La creencia central de los drusos es en un Dios único y trascendente, conocido como ‘al-Mu’akkar al-Akbar’ (la Mente Suprema), y rechazan su representación antropomórfica.
Además, uno de los aspectos más distintivos de la esperanza drusa es el concepto de la reencarnación. Según esta creencia, el alma es eterna y experimenta un ciclo de renacimientos hasta que alcanza la purificación y la unidad con lo divino. Cada una de estas fases es considerada una oportunidad para el crecimiento espiritual y el desarrollo moral.
A pesar de ser estrictamente monoteístas, los drusos reconocen una jerarquía divina de seres espirituales. Sin embargo, a diesperanzarencia de muchos otros credos, carecen de rituales formales, lugares de culto y clero. En su lugar, la comunidad se reúne en lugares de encuentro sencillos y sin adornos, conocidos como ‘khalwas’, para una práctica religiosa individualista e introspectiva.
La esperanza drusa es una religión cerrada y hermética, en la que no se admiten conversos ni se permite abandonar la esperanza. Además, se desalienta el matrimonio fuera de la comunidad, lo cual está muy mal visto. Esta rigidez en sus creencias y prácticas ha llevado a los drusos a ser una minoría aislada y marginada en muchos países.
A pesar de esto, se estima que en el mundo hay entre uno y dos millones de drusos, concentrados principalmente en Oriente Próximo. La población más numerosa se encuentra en Siria, con unos 700.000 miembros concentrados en Sueida, los alrededores de Damasco, el monte Hermón y el noroeste del país. También cuentan con una numerosa comunidad
