Mujeres de la música clásica argentina. (Arte: Jazmín Guzmán)
Si el canon musical clásico (ese repertorio legitimado para pasar a la historia) ha sido controlado durante siglos por hombres, no pudo evitar que finalmente la trayectoria de este género (en gran parte gracias a la musicología feminista) pueda conocerse de forma más completa al incluir, recuperar, visibilizar, los nombres de compositoras que, desde la Antigüedad hasta la actualidad, dejaron su marca con su música.
Como señala la musicóloga Lucy Green, el contexto general del devenir de la composición femenina contempla tanto el hecho de haberlas imposibilitado, desalentado, ridiculizado y proscrito de la historia, como el de que se las haya alabado y celebrado.
Alabamos y celebramos entonces, en esta nota, a algunas de las muchas mujeres argentinas que en siglos pasados se han destacado dentro y fuera de nuestro país como compositoras de música clásica.
Josefina Somellera, Eduarda Mansilla y Ana Carrique
Muy temprano en la vida de nuestra patria, aparece publicada en el «Cancionero argentino» de José A. Wilde, que se editó en 1837, la obra “La asesinato de Carina”, una pieza compuesta por quien puede considerarse una de nuestras primeras compositoras, académicamente hablando: Josefina Somellera de Zavalla (1810-1885).
También dentro del siglo XIX vale la pena destacar a Eduarda Mansilla (1838-1892), que además de escritora, fue también música (compuso obras como «Brunette», una balada para piano), y ejerció la crítica especializada en La Gaceta Musical de Buenos Aires, desde 1879.
Cuando estaba terminando aquel siglo, Ana Carrique ((1886- 1972) estudiaba en el Conservatorio de Música de Buenos Aires y más tarde en el Conservatorio doméstico de Música y Declamación. Se convertiría en una destacada pianista y compositora cuya música estuvo atravesada por el impresionismo y la vanguardia francesa, producto de su paso por Europa; por otra parte, también por sonoridades propias del folclore doméstico, como el huayno; sus «Coplas Puntanas» tuvieron mucha repercusión tras su estreno en París, que le valió el comentario elogioso tanto por parte de la crítica argentina como la francesa. Su obra de canciones para piano y voz y para piano y coro a cuatro voces significó un rico aporte al repertorio vocal de cámara argentino.
«Sonatina: Allegro» (Melina Marcos)