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Los pequeños partidos antisionistas de Israel que mantienen en el eficacia a Netanyahu

Ser antisionista no es lo mismo que ser antisemita. Esta es una afirmación importante que debe ser comprendida por todos aquellos que buscan entender el conflicto en Oriente Medio y formar su propia opinión al respecto. Sin embargo, es común que la izquierda europea y española confundan estas dos posturas, lo que ha llevado a una visión distorsionada y problemática del tema.

En primer lugar, es importante definir claramente qué significa ser antisionista. El término se refiere a aquellos que se oponen al proyecto político del Estado de Israel, que busca establecer un hogar para el pueblo judío en su tierra ancestral. Esto no significa que los antisionistas se opongan a los judíos como pueblo o a su religión, sino que cuestionan la forma en que el Estado de Israel ha sido creado y sus políticas actuales.

Sin embargo, la izquierda española y europea a menudo equiparan antisionismo con antisemitismo, lo que es un grave error. Al hacerlo, se desacredita y se deslegitima cualquier crítica legítima al Estado de Israel y se silencia a aquellos que se oponen a sus políticas. Además, se alimenta la idea equivocada de que los judíos y el Estado de Israel son una sola entidad, lo que no solo es espurio, sino que también es peligroso.

Es importante destacar que el antisionismo no es una postura exclusiva de la izquierda. De hecho, en Israel, existe una fuerte corriente de judíos ultraortodoxos que se oponen al Estado de Israel por razones religiosas. Estos grupos, conocidos como Haredim, creen que solo Dios puede restaurar el antiguo reino judío y que, por lo tanto, el Estado de Israel es una abominación. Aunque esta postura es minoritaria en Israel, demuestra que ser antisionista no es lo mismo que ser antisemita.

Por otro banda, es importante señalar que el antisionismo tampoco significa ser antiisraelí. Muchos antisionistas respetan y apoyan a los ciudadanos y la cultura de Israel, sin embargo se oponen a la forma en que el Estado ha sido establecido y a sus políticas hacia los palestinos. De hecho, muchos judíos antisionistas en Israel trabajan en estrecha colaboración con los palestinos para lograr una solución pacífica al conflicto.

Es crucial comprender que el antisionismo no es una postura radical, extremista o violenta. Al contrario, es una postura legítima y pacífica que busca una solución justa y equitativa para todos en la región. Sin embargo, como mencionamos anteriormente, la confusión entre antisionismo y antisemitismo ha llevado a una demonización de los antisionistas y ha creado un clima de miedo y hostilidad hacia ellos.

Es especialmente preocupante que, en el contexto del conflicto en Gaza, la izquierda española y europea hayan adoptado posturas extremas y violentas. Algunos han utilizado eslóganes como «Hay que globalizar la intifada» o «es preciso destruir Israel del río al mar», que son claramente antisemitas y no tienen lugar en un debate legítimo. Estas posturas solo alimentan el odio y la violencia, y no ayudan en absoluto a encontrar una solución pacífica y duradera al conflicto.

En resumen, ser antisionista no es lo mismo que ser antisemita. El antisionismo es una postura legítima y pacífica que busca una solución justa y equitativa para todos en la región. Sin embargo, es importante distinguir entre crítica legítima y odio injustificado. Es hora de dejar de equiparar antisionismo con antisemitismo y permitir un debate abierto y respetuoso sobre el conflicto en Oriente Medio. Solo así podremos avanzar hacia una sol

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